viernes, 9 de septiembre de 2011

Identidad e Imagen: paisajes culturales extremos en Tierra del Fuego



Escrito por: Eugenio Garcés

Chile identidad y paisaje
Nicanor Parra lo ha señalado acertadamente: Chile es un paisaje más que un país. Sin embargo, el antipoeta juega con las palabras, ya que en la etimología de paisaje están país y paisano. En este sentido, la identidad de un país estaría relacionada con sus paisajes y su gente, quienes han construido esa identidad a partir de la frecuentación y disfrute de sus bellezas naturales, así como al cultivo y utilización asidua de los recursos que ofrece el territorio.
Jocelyn-Holt por su parte, y en referencia a las montañas, el agua y el valle de Santiago, afirma que sus paisajes serían “parte de la historia y no solo de la naturaleza”.1 Benjamín Subercaseaux, con su Chile o Una loca geografía, abre paso a la formulación de una identidad que surge desde una geografía metafísica,2 en la que convergen historia y paisaje, según la cual el territorio está fragmentado en distintos países –“de las mañanas tranquilas”, “de la senda interrumpida”, “de la montaña nevada”, “de la tierra inquieta”, “de los espejos azules”, “de la noche crepuscular”– y que sin embargo es uno, en la medida que “quedará en definitiva ocupado por chilenos; por hombres sujetos a la misma historia y a un mismo paisaje que les modelará un mismo carácter, los exaltará en las misma glorias y los hará sobrellevar las mismas miserias”.3 Mariano Latorre dijo cierta vez: “Era necesario ser paisajista, pues el gran personaje es aquí la naturaleza”.4 Leopoldo Castedo, en su Redacción, iconografía y notas al Resumen de la Historia de Chile de don Pancho Antonio Encina,5 señala que la colaboración encontrada en todas partes fue decisiva para “reunir en esta obra un verdadero catálogo de la iconografía chilena”.6 Debemos convenir que ese catálogo, barajado dentro de suResumen, ha sido una de las contribuciones más importantes a la representación de la identidad chilena, en la forma de grabados, piezas cartográficas, pinturas, fotografías, planos, etcétera, que se suceden en la obra para construir un espejo en el que nos reconocemos como tales chilenos.
País de paisajes y rincones, habitado por paisanos, geografía diversa y loca, iconografía e historia, expresiones artísticas y productivas son, entonces, los elementos con los cuales se construye la imagen de este país.
Paisaje y cultura
En La Morfología del Paisaje, Carl Sauer7 estableció la noción de paisaje cultural como aquella que surge a partir de formas antrópicas superpuestas al paisaje natural, destacando el rol que juega el hombre en la modificación de la faz de la tierra, haciendo más compleja la comprensión del paisaje en la forma de fenómenos interdependientes y conectados: “El contenido del paisaje se encuentra por tanto en las cualidades físicas del área que son significantes para el hombre y en las formas de su uso del área, en hechos de sustento físico y hechos de cultura humana… La cultura es el agente, el área natural es el medio, el paisaje cultural es el resultado”.8 Por su parte, la Convención del Patrimonio Mundial adoptada por la conferencia general de la Unesco (1972), creó un instrumento para reconocer y proteger el patrimonio natural y cultural de valor excepcional y en 1992 incorporó la categoría de paisajes culturales.9 Unesco distingue los paisajes culturales creados por el hombre (jardines, parques…), muchas veces relacionados con edificios religiosos y monumentos; los paisajes culturales que reflejan por su forma y componentes determinados procesos de evolución, en relación y respuesta a un entorno natural, que han surgido por motivos sociales, económicos, administrativos o religiosos; y los paisajes culturales que surgen de una potente asociación cultural, religiosa o artística con ciertos elementos naturales no demasiado significativos. Joaquín Sabaté ha instrumentalizado el concepto a partir de numerosos artículos, actividades académicas y proyectos, consiguiendo proponer una definición muy sintética y operativa, según la cual un paisaje cultural, en términos generales, es “un ámbito geográfico asociado a un evento, a una actividad o a un personaje histórico, que contiene por tanto valores estéticos y culturales”.10
Por otra parte, la construcción cultural del paisaje encuentra bases analíticas y operativas en la comprensión de los territorios en términos de capas –layers– sobrepuestas de ocupación, cuya lectura resulta complementaria con la figura del palimpsesto, según la cual el territorio se encuentra sobrecargado de huellas, interpretaciones y lecturas, acumuladas, borradas, sobreimpresas en un espacio físico que las condensa y las dota de sentido. La idea del territorio como palimpsesto fue formulada por André Corboz,11para quien éste es la consecuencia de diversos procesos que lo construyen de manera incesante y lo constituyen en un producto activado por numerosas acciones que se superponen a modo de estratos en los cuales coexisten los diversos vestigios de las ocupaciones del territorio.
Si los paisajes de una geografía diversa y loca son el medio, y la historia, expresiones artísticas y productivas que se expresan en layers estratificados y sucesivos son los agentes, entonces los paisajes culturales son el resultado con el cual se construye la imagen de un país.
Tierra del Fuego, paisaje cultural extremo
Tierra del Fuego sería un paisaje cultural, en la medida que en su territorio se incorporaron formas antrópicas, que evidencian ciertos procesos de evolución, en un ámbito geográfico que posee valores estéticos y adquiere valores culturales, superpuestos en la forma de estratos, capas o layers en las cuales se han impreso determinados hechos sociales y económicos. A ello se añade la idea complementaria, de acuerdo con la cual estamos ante un “paisaje cultural extremo”. La definición de paisaje cultural extremo se aplica a Tierra del Fuego en función de: a) sus características geográficas y ambientales extremas; b) los testimonios de navegantes, viajeros y científicos que la exploraron y que forman un corpus de narraciones y cartografías; c) la muy interesante cultura aborigen de los selk’nam que la poblaron aproximadamente desde el año 11.000 AP.; y d) los signos elementales de una colonización económica, basada en la explotación de sus recursos naturales, que se llevó a cabo desde fines del siglo XIX.
Las características geográficas y ambientales extremas de Tierra del Fuego, dada su situación al sur del paralelo 52, determinan un territorio intenso, excesivo, remoto y complejo, que posee un clima muy riguroso, con cualidades distintivas de excepcional belleza. Su vasta extensión es como un círculo del cielo donde el horizonte establece a la redonda los límites de sus referencias visuales que la dotaron de sus cualidades estéticas.12
Presenta unos paisajes conformados con elementos geográficos, disímiles y contrapuestos, armónicos y complementarios, de una geografía evidentemente loca que se encuentra más allá del final de nuestra angosta faja de tierra, donde coexisten, entre otros elementos, lagos y cordilleras, glaciares y praderas, bosques y estrellas, crepúsculos prolongados, cielos tormentosos y sombras muy largas y un ámbito insular con límites en dos océanos, un mar, un canal y un estrecho… Sus paisajes extremos comprenden el extraordinario contorno de sus costas, rico en bahías, fiordos, canales, senos, cabos, ventisqueros, y lugares tan significativos como el sitio Ramsar en bahía Lomas, las praderas ventosas del norte de la isla, las tierras bajas comprendidas entre bahía Inútil y bahía San Sebastián, el sitio “Tres Arroyos” y la sierra Carmen Sylva, los grandes cuerpos de agua del lago Blanco y lago Lynch, los bosques de lenga rojos en otoño, el cordón de La Paciencia presidido por el cerro Diamante, la falla geográfica compuesta por el seno Almirantazgo, el río Azopardo y el lago Fagnano, la cordillera de Darwin, la bahía Yendegaia –coronada al oriente por los montes Pirámides– que se abre sobre el canal Beagle, entre muchos otros.
Desde Pigafetta a Darwin, desde Sarmiento de Gamboa a Gusinde, la Tierra del Fuego ha sido explorada desde el descubrimiento del Estrecho de Magallanes,
en 1520, por navegantes, viajeros y científicos europeos, produciendo un conjunto vasto de narraciones13 y representaciones que encuentra su forma más acabada en la rica cartografía fueguina que supera las dos mil piezas, cantidad impresionante de planos que informa de los conocimientos cartográficos de cada época histórica, así como de los mitos y leyendas que se tejieron en relación con la isla y sus áreas de influencia. El interés de los diversos países europeos por cartografiar el área meridional de América se explica por la importancia estratégica del estrecho de Magallanes y la ruta del cabo de Hornos para la navegación mundial hasta la apertura del canal de Panamá, en 1914. Esta cartografía incluye piezas arcaicas, como el sector del Planisferio denominado Padrón Real de Turín de 1523, y planos modernos, como el plano de Tierra del Fuego a escala 1: 2.250.000, impreso por F. De Agostini, en 1959. Incluye entre otros los mapas de Santa Cruz (1540), Van Spilbergen (1614), Arellano (1619), Gerritz (1622), Keer (1645), Gotha (1887).14
En Tierra del Fuego se asentó, desde hace unos 110 siglos, la rica cultura aborigen de los selk’nam, la que consiguió el dominio del territorio extremo mediante la institución del háruwen. Ésta destinaba a cada grupo familiar la explotación exclusiva de ciertas áreas geográficas muy bien demarcadas sirviéndose de accidentes topográficos, curso de ríos, imprecisas señales de la llanura, etc., cuyos límites exigían una estricta observancia, de manera que su conocimiento era comunicado de generación en generación ya que su violación era causa de luchas entre linajes. El tamaño de cada háruwen dependía del grado de productividad que brindara, de manera que una zona rica en recursos configuraba un háruwen menor y viceversa. Cada una de estas áreas era habitada por el linaje de un grupo de parientes consanguíneos unidos por vía patrilineal con anteriores generaciones. El háruwen también respondía a una cuestión espiritual, asociada con el orden del cosmos. En cada háruwen se representaban los antepasados, donde cada río, lago, monte, pradera, bosque, estrella, fue anteriormente un selk’nam que al morir escogió transformarse en determinado elemento del territorio, dando forma a la tierra y el universo. El hecho de que el háruwen estuviera delimitado por la corporización de un antepasado respondía a la intrínseca manera mediante la cual los selk’nam complementaban con una dimensión espiritual el habitar en ese ámbito extremo. Existían cuatro cielos (shó’on), a los cuales pertenecían todos los háruwen, referenciados por los puntos cardinales, los que unidos representaban la totalidad del universo y agrupaban a la estructura social selk’nam. Cada miembro de un linaje pertenecía desde su nacimiento a un háruwen y por consiguiente a un shó’on establecido. En caso de un matrimonio, era la mujer la que debía trasladarse, dejando su háruwen y su shó’on, pasando a integrarse al de su marido.15
Desde fines del siglo XIX, la colonización económica desarrolló un conjunto de asentamientos humanos que transformó la vastedad del territorio en un ámbito organizado según nodos débiles y dispersos y redes de infraestructura, para la explotación sistemática de sus recursos naturales –oro, pradera, petróleo, paisajes–. Se trata de obras del hombre, que ilustran las diversas formas con que estos se establecieron en el territorio fueguino y dominaron su ambiente extremo con finalidades productivas, cuya expresión territorial son los company lands.16 La noción de company land representa la idea de una región activada en términos empresariales mediante instalaciones industriales, asentamientos humanos, infraestructuras viaria y portuaria, de manera tal que todos los elementos resultan interdependientes entre sí para conseguir el funcionamiento del conjunto como un gran espacio industrial. Estos company lands son tanto agrarios como mineros. Los agrarios asumieron la forma de grandes sociedades que administraron a las estancias ganaderas. Las sociedades “pioneras” fueron: Wehrhahn y Cía. (120.000 há), The Tierra del Fuego Sheep Farming Co. (180.000 há), The Philip Bay Sheep Farming Co. (170.000 há), Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF) (1.009.000 há) y Sociedad Industrial y Ganadera de Magallanes (190.000 há). Las principales estancias en Tierra del Fuego son: Gente Grande (1885), Springhill (1890), Caleta Josefina (1893), Bahía Felipe (1896), Cameron (1904), Vicuña (1915), Russfin (1920), China Creek (1924). Los company lands mineros, están representados por la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), fundada en 1950 por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), para administrar la explotación de los hidrocarburos en Tierra del Fuego, ambas riberas del estrecho de Magallanes y su boca oriental.
Tierra del Fuego, señas de identidad
Tierra del Fuego es paisaje y es recurso.17 En cuanto a paisaje extremo, ha sido formada por la relación intensa entre los valores, ideales, nostalgias, esperanzas, ambiciones, miradas humanas, con los territorios de Tierra del Fuego. En cuanto a recurso, debe su existencia a unos procesos productivos que la transformaron en producto, activado por los grupos humanos que allí se asentaron y se sustentan. De manera que los procesos de ocupación –aborigen y económico– han puesto en evidencia la relación interdependiente de su naturaleza extrema con una serie de eventos prehistóricos e históricos que caracterizaron la ocupación de ese espacio de frontera, donde la noción de palimpsesto adquiere doble sentido, ya que si actualmente coexisten los layers de diversas funciones y actividades económicas, estos tienen lugar sobre otra ocupación anterior como lo fue la aborigen, de la que se conservan signos muy débiles, ya que fue en su mayor parte dramáticamente borrada18 para dar lugar a la que ahora existe.
La identidad fueguina se constituye mediante una aplicación de conjunto, integrada por historias, formas, estructuras y funciones sujetas a desarrollos y cambios,19 en la que se verifican las complejas interdependencias entre geografía y ambiente natural, exploraciones y registros realizados por exploradores europeos, prácticas territoriales y sociales aborígenes y emprendimientos económicos. Con este conjunto integrado, superpuesto y acumulado de capas antrópicas20 de ocupación sobre los paisajes naturales –cuya toponimia recuerda a los viajeros que los exploraron– se ha conseguido la construcción cultural del territorio fueguino. Del háruwen al company land, estas capas han sido articuladas mediante un conjunto de espacios residenciales y productivos, materialmente frágiles21 pero densos en sus significados, posibilidades y proyecciones económicas y culturales, que se constituyen en referencias persistentes de la identidad regional y de la sociedad magallánica. Contribuyen con la caracterización de un ámbito de frontera, este finis terrae incógnito según Hernando de Magallanes, poniendo en evidencia la transformación de su naturaleza extrema en cultura, sobre un ámbito territorial dominado por la noción de vastedad en su latitud austral.
Así, los paisajes naturales son el molde y la horma donde se han formado los paisajes culturales extremos en Tierra del Fuego, caracterizados por unas formas de ocupación que hacen posible su lectura a la manera de capas superpuestas como en un palimpsesto que trasciende al territorio físico propiamente tal para instalarse en la fantasía cultural de occidente22 como imaginario de un confín remoto más allá del cual no es posible avanzar. De aquí se desprende la identidad de Tierra del Fuego y es posible diseñar su imagen y su destino.
Estos antecedentes nos permiten afirmar que si el paisaje extremo es actualmente uno de sus commodities, su interpretación cultural agrega valor a Tierra del Fuego. De esta hipótesis surgen numerosos retos para la gestión del territorio, entre ellos su ordenación funcional, la dotación de infraestructura y su activación para el turismo de intereses especiales.
Un diseño: Proyecto “Fomento al Turismo de Intereses Especiales. Rutas Culturales en Tierra del Fuego”
El proyecto23 recoge el empeño del gobierno de Chile por fomentar el sector turismo de intereses especiales (Mensaje de la Presidenta Bachelet, 21 de mayo 2008), dinamizar la economía mediante la generación de nuevas alternativas de empleo (Consejo de Ministros, 3 de marzo 2009) y “contribuir al desarrollo de ofertas distintivas, sustentables y de alta calidad abordando los desafíos de la innovación asociados a capturar para el país el potencial de generación de ingresos presente en su patrimonio natural y cultural” (Programa de Innovación en Turismo, Trinidad Cádiz, mayo 2008).
Se trata, entonces, de un proyecto país que tiene como objetivo el diseñar24 la imagen corporativa territorial para “Tierra del Fuego rutas culturales”, mediante la prospección, difusión y transferencia de tecnologías y conocimientos, articulados y puestos en valor por un proyecto de rutas culturales, de forma tal de complementar el desarrollo territorial de Tierra del Fuego a partir de su interpretación como paisaje cultural extremo, interpretación que hace posible el diseño de las tales rutas.
Por lo tanto se trata de una operación de invención de Tierra del Fuego. No será la primera, pero es nuestra.
La representación25 de sus paisajes, culturales y naturales, hará posible la descripción progresiva del territorio para diseñar su imagen, en tanto confín sur del mundo, y agregar valor al paisaje, en tanto recurso natural de Tierra del Fuego, mediante su interpretación en términos culturales, poniendo de relieve una cierta identidad de Tierra del Fuego.El diseño de las rutas se efectuará a partir de la selección y definición de una estructura interpretativa, con vínculos entre paisaje, cultura y patrimonio, presentando al paisaje en su relación con los recursos naturales y culturales de un modo asequible y comprensible para el turista de intereses especiales. Se considera que el diseño de rutas culturales es la forma más idónea para acrecentar el valor, complementar los impresionantes paisajes de Tierra del Fuego con su historia, su patrimonio natural, humano y cultural, generar una imagen corporativa como marca territorial y estructurar los distintos recursos turísticos, tangibles e intangibles, consolidados y latentes, fortaleciendo las bases para el desarrollo de un nuevo escenario en el mercado turístico nacional e internacional.
Las rutas son circuitos culturales integrados, en las que concurren el espacio físico y sus elementos patrimoniales, naturales y culturales, en conjunto con representaciones y otros elementos que describen e interpretan esas rutas. La ruta cultural expresa su mayor potencial en la articulación de los recursos paisajísticos y los recursos culturales, en clave de desarrollo sustentable, promoviendo la armonía con la naturaleza y los grupos humanos locales. Se prevé, en principio, el diseño de las siguientes rutas: “Ruta aborigen”, “Ruta del oro”, “Ruta de las estancias”, “Ruta del petróleo”, “Ruta de los paisajes extremos”.
De acuerdo con Hugo Lavados26 “una imagen-país no se inventa, se extrae de la propia identidad”. De esta manera, la imagen “Tierra del Fuego, rutas culturales” construirá un concepto innovador, capaz de inventar la Tierra del Fuego y de estructurar los distintos recursos turísticos, tangibles e intangibles, consolidados y latentes, fortaleciendo las bases para un nuevo escenario de gestión territorial.
  1. Jocelyn-Holt, Alfredo: Historia General de Chile, Tomo 3, p. 102.
  2. Así llama Benjamín Subercaseaux a la cuarta dimensión de la geografía que propone en su Chile o Una loca geografía, pp. 19-20.
  3. Ibídem, pp. 20-21.
  4. Mencionado por Hernán del Solar en su introducción al libro Chile, país de rincones, de Mariano Latorre, p. 13.
  5. Encina, Francisco A.: Resumen de la Historia de Chile. Redacción, iconografía y notas de Leopoldo Castedo.
  6. Ibídem, Prólogo de Leopoldo Castedo.
  7. Carl Sauer (1889–1975) fue el impulsor de la escuela de geografía cultural de Berkeley y desarrolló la noción de paisaje cultural.
  8. Sauer, Carl; La Morfología del Paisaje.
  9. Los paisajes culturales están integrados en una categoría diseñada por Unesco y remiten a una nueva y más inclusiva dimensión del patrimonio, ya que se amplía el concepto de patrimonio arquitectónico vinculado con edificios patrimoniales y conjuntos monumentales integrándolos en un contexto territorial.
  10. Sabaté, Joaquín; “El patrimonio como recurso básico para un nuevo modelo de desarrollo (río Llobregat)”. En: revistaUrban, 9. Madrid, 2004.
  11. Corboz, A.; “El territorio como palimpsesto”. En: Martín Ramos, A., Lo urbano en 20 autores contemporáneos.
  12. José Ricardo Morales, Arquitectónica, p. 173 y ss.
  13. Entre otras, las narraciones, diarios y publicaciones de Antonio de Pigafetta: Relazione del primo viaggio intorno al mondo; Charles Darwin: Darwin en Chile (1832-1835); Pedro Sarmiento de Gamboa: Viajes al Estrecho de Magallanes 1579-1584; Martín Gusinde: Feuerland Indianer (1931).
  14. Martinic, Mateo: Cartografía Magallánica 1523-1945, Premio Nacional de Historia y coinvestigador de la investigación Fondecyt mencionada.
  15. “El viaje de Martín Gusinde y el habitar de los sélknam que configura el territorio extremo de Tierra del Fuego”. Alumnos Croxatto y Vial. En: Taller de Investigación 2º semestre 2008. Profesores Eugenio Garcés Feliú y Franz Kroeger.
  16. La noción de company land surgió como complemento y extensión de company town. En: Taller de Investigación 2º semestre 2008. Profesores Eugenio Garcés Feliú y Franz Kroeger.
  17. Respecto del territorio –paisaje y recurso– se puede revisar una abundante bibliografía. Entre otros, ver: Manuel Solá-Morales, “Reconocimiento comarcal y ordenación del territorio”, en: revista Quaderns, 1 y 2; Vittorio Gregotti, “El Territorio de la arquitectura”; Cesar Naselli, “El paisaje territorial”, en: MW, 9; María del Milagro Escribano y otros: El Paisaje.
  18. En palabras de Mateo Martinic, “La gran responsable directa –por delito de acción– lo fue la colonización ganadera, como acción económica impersonal y anónima que en su avasallador desarrollo eliminó los obstáculos que se le oponían, pues su avance representaba una demostración manifiesta de progreso y civilización, no importando que aquel se amasara con sangre y dolor inocente y ésta resultara escarnecida”. Mateo Martinic: La Tierra de los Fuegos, p. 96.
  19. Carl Sauer, “Objetivo de la Geografía”, en: La morfología del Paisaje.
  20. El principio antrópico sugiere que vivimos en un universo que parece haber sido meticulosamente adaptado para permitir la existencia de la vida tal y como la conocemos.
  21. En el caso de los háruwen solo restan sus registros debidos a Martín Gusinde, que a su vez son interpretaciones de datos transmitidos por una cultura oral.
  22. Chatwin y Theroux, en su libro Retorno a la Patagonia, examinan las múltiples menciones a la Patagonia y Tierra del Fuego en diversos escritores, entre ellos Poe, Melville, Coleridge, Donne, Hudson y otros.
  23. El proyecto fue presentado por Serex y el Centro del Patrimonio Cultural de la Pontificia Universidad Católica de Chile a Corfo, y ha sido aprobado para su desarrollo durante 2009 y 2010. El equipo de proyecto integrará saberes de la arquitectura, el diseño, la geografía y la economía. Está formado por Eugenio Garcés, Sebastián Seisdedos, Franz Kroeger, Ximena Ulibarri y Nicole Norel.
  24. Según Alfonso Corona Martínez, “el diseñador inventa un objeto en el acto mismo de representarlo; esto es, dibuja un objeto inexistente, cada vez con mayor precisión… Así, el diseño es la descripción progresiva de un objeto que no existe al comenzar la descripción”. En: Alfonso Corona Martínez: Ensayo sobre el proyecto, p. 10.
  25. Entre las técnicas de representación se utilizarán: la cartografía, el mapeo, los planos, los dibujos y renders, imágenes 3D y las fotografías.
  26. Hugo Lavados: “Diseño de estrategia Imagen de Marca Chile”. ProChile, noviembre 2005.
Bibliografía
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